Participaron médicos y
maestros, quienes discutieron sobre las condiciones higiénicas que debían tener
las escuelas primarias, como debía ser el mobiliario escolar higiénico y
económico, que requisitos debían cumplir los libros y los útiles escolares para
que no afectaran la salud de los alumnos. Una de las resoluciones que se
tomaron fue que las escuelas públicas no debían situarse en casa de vecindad,
estas debían tener buenas condiciones salubres.
La uniformidad
El mayor problema de la
unificación nacional era el problema mismo de la independencia. Francisco Cosmes
opinó sobre el sentido de la palabra uniformar, si esto quería decir hacer
extensiva en todo el país la instrucción elemental en cuanto a sus bases
fundamentales de obligatoria, laica y gratuita, estaba de acuerdo; pero si se
refería a los métodos, procedimientos de enseñanza, textos y sanción del
precepto de instrucción obligatoria, significaba centralizar la educación y por
lo tanto iba en contra de la soberanía de legislar libremente.
En conclusión se decidió que la
uniformidad en la educación nacional consista en la enseñanza obligatoria,
gratuita y laica. Por otra parte, habría sanciones para hacer efectivo el
precepto de que la primaria se cursaría de los 6 a los 12 años de edad. También
se hizo hincapié en que los programas de enseñanza serían uniformes para toda
la república.
El Laicismo
Fue comprendido, en conclusión como sinónimo de neutral, nunca
como antirreligioso o sectario. Los congresistas apoyaron el criterio de Miguel
Serrano y Ramón Manterola, quienes sostenían que el estado debía respetar la
libertad de conciencia y libertad de culto. La comisión finalmente concluyo que
la libertad de conciencia y la libertad de cultos obligaba a respetar, fuera de
la escuela oficial, toda decisión de los padres sobre la educación de sus
hijos, de tal manera que se respetaron las creencias de las escuelas
particulares, siempre y cuando no atacaran a las instituciones.
En 1889 se inauguró el Primer
Congreso de la Instrucción Pública con la idea predominante de lograr la unidad
nacional. En la convocatoria se mencionaba que en todos los ramos de la
administración, salvo en la educación, dominaba un espíritu de unidad nacional.
Por ende era necesario que los estados, el distrito y los territorios federales
uniformaran su legislación y sus reglamentos escolares. México siguió el
ejemplo francés al tomar la gratuidad absoluta, la obligatoriedad y el laicismo
de las escuelas públicas en 1881 y 1882. Los puntos principales que se
sometieron a la deliberación del Congreso, fueron la instrucción primaria laica,
obligatoria y gratuita, pero también se discutió sobre las materias, los
métodos de enseñanza y otros temas. El primero de diciembre de 1890 se inauguró
el Segundo Congreso de Instrucción Pública.
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