En esta lectura se nos menciona que en 1822 cinco
hombres prominentes de la ciudad de México fundaron una asociación filantrópica
con el fin de promover la educación primaria entre las clases pobres. Llamaron
a su organización Compañía Lancasteriana en honor de Joseph Lancaster,
personaje ingles que había popularizado, a principios del siglo, una nueva
técnica pedagógica por la cual los alumnos más avanzados enseñaban a sus
compañeros. El método llamado sistema de enseñanza mutua, o sistema
lancasteriano, se difundió con rapidez.
En México, aún antes de la fundación
de la Compañía Lancasteriana, la enseñanza mutua se practicaba por algunos
maestros particulares y en las escuelas gratuitas de algunos conventos. Pero la
Compañía Lancasteriana fue la que ganó para el método la atención y el apoyo
del gobierno y el público, e impulsó el establecimiento de escuelas de
enseñanza mutua en toda la nación. Tan reconocida fue la fama de la enseñanza
recíproca y el prestigio de los miembros de la asociación lancasteriana, que
veinte años después de su fundación, en 1842, el gobierno nacional entregó a la
Compañía Lancasteriana la Dirección de la Instrucción Primaria de toda la
República Mexicana.
Siguiendo el método de Lancaster, un
solo maestro podría enseñar de 200 hasta 1000 niños, lo que bajaba el costo de
la educación. Los alumnos eran divididos en pequeños grupos de diez; cada grupo
recibía la instrucción de un monitor o instructor, que era un nuño de más edad y
más capacidad, previamente preparado por el director de la escuela. Durante las dos décadas siguientes,
el sistema lancasteriano se extendió a muchas escuelas particulares y fue
declarado método oficial para las escuelas gratuitas municipales.
La escuela, ubicada en un edificio colonial, tenía
uno de sus más grandes salones convertido en aula de clase donde cabían entra
100 y 300 niños. En fila, de frente al escritorio del maestro, se sucedían, una
detrás de otra, largas mesas con bancos de madera para diez alumnos en cada
banco. Además de "monitores particulares", había "monitores
generales" y "de orden". Los monitores generales tomaban la
asistencia, averiguaban la razón de la ausencia de un alumno, cuidaban los
útiles de la enseñanza y los de orden administraban la disciplina.
Todos los monitores eran
supervisados por el director de la escuela.
Al entrar a la escuela en la mañana,
el niño se formaba en línea con sus compañeros de clase para la inspección de
cara, manos y uñas. Al toque de una campanita de bronce, los niños marchaban al
aula y se distribuían en las mesas por clases. Para escribir se usaban plumas
de ave.
La idea clave del sistema
lancasteriano fue que el niño debía ser constantemente activo. El horario de la mayor parte de las
escuelas era de 8:00 a las 12:00 y de las 2:00 a las 5:00. Terminadas las
clases, los niños rezaban de rodillas y luego al compás de sucesivos toques de
la campanita se paraban. Una vez fuera de los confines de la escuela, el niño
quedaba sujeto a las influencias y condiciones de su familia.
La pobreza de los niños era la razón
de que con frecuencia llagaran tarde a la escuela o estuvieran ausentes.
Muy bien por poner la referencia bibliográfica
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