Valentín Gómez Farías fue
unos de los congresistas que intervinieron activamente en la constitución de
1824. Cuando en 1833 Antonio López de Santa Anna fue electo presidente de la
República, Gómez Farías ocupó la Vicepresidencia. Santa Anna poseía una enorme
ambición por el poder, en cambio, Gómez Farías tenía una sola idea: lograr que
México tuviera un gobierno que respetara la libertad de los individuos y la igualdad
para todos. Transcurridos pocos meses de haber ocupado la Presidencia, Santa
Anna pidió permiso al Congreso para ausentarse, quedando Valentín como
presidente interino. Gómez Farías fue
vicepresidente de México 5 veces, con él tuvo lugar una reforma educativa
radical legislativa.
El objetivo de la Reforma
educativa era que la Educación tomara un nuevo rumbo, donde se acabara con la
corporación que había formado el clero con respecto a la educación; sacar a la
Iglesia y a su enseñanza teológica y tomar las riendas de la educación para
mejorar el país, siendo el gobierno quien se encargara de la organización de la
institución.
Con la ayuda de algunos
colaboradores y, sobre todo, de su amigo José María Luis Mora, quien forma
parte del comité para la enseñanza nombrado por Gómez Farías el 20 de
septiembre de 1833 que posteriormente sería la Dirección General de
Instrucción, que es el nuevo organismo consagrado a la enseñanza; elaboró un
conjunto de leyes y decretos que en resumen contenían las siguientes ideas:
v Permitir
la libertad de pensamiento y expresión.
v Prohibir
al clero y ejército intervenir en asuntos de política y destituir a los
militares que se hubiesen pronunciado en contra del gobierno.
v Clausurar
la Universidad Pontificia, porque en ésta se concentraba un grupo contrario a
las ideas de un México independiente y democrático, y reemplazarla por una
Dirección de Instrucción Pública, que se encargaría de todo lo relativo a la
educación de los mexicanos.
v Para
extender la educación, propuso asimismo la apertura de escuelas nocturnas para
que un mayor número de jóvenes tuvieran la oportunidad de aprender y la
creación de escuelas normales para maestros.
v La
desamortización de los bienes de la Iglesia
Las reformas fueron revolucionarias
es por eso que la universidad y la mayoría de los colegios del Distrito Federal
quedaban abolidos y fueron sustituidos por 6 establecimientos, controlados por
el estado y dedicados cada uno de ellos a una rama de la enseñanza. La meta
educativa de Mora era crear al hombre positivo, el modelo utilitarista del
individuo industrioso e ilustrado que persigue sus propios intereses y cuya
máxima fidelidad, como ciudadano virtuoso, sería el estado civil
La universidad fue abolida por
decreto el 21 de octubre de 1833, y los seis establecimientos nuevos se
encargarían de una enseñanza diversificada y especializada en una materia,
alojadas en lugares que determinaría el estado, se enseñaría la historia, la
estadística y la geografía de México, la economía política y la literatura. La
opinión que tenía mora era la orientar la educación por los caminos que deben
corresponder a una nación que anhela estar a la altura de su tiempo.
“Valentín Gómez Farías junto con el Congreso
actuó para dictar las leyes precursoras de la Reforma y la Constitución de
1857. Siendo de esta manera la figura precursora de la Reforma educativa de
México poniendo en práctica dos bases.- sustraer la enseñanza de las manos del
clero y la independencia ideológica y económica, dándole al estado la
organización y coordinación de las funciones educativas.” (Castillo, 1976.)
Dicha labor que realizo
Gómez Farías se vio reflejada con el establecimiento de dos escuelas normales,
una para varones y otra para mujeres, la destrucción del monopolio del clero en
la educación, mejoro la condición de las clases populares con la educación
elemental y superior, instalo la Comisión del Plan de Estudios que después
sería la ya mencionada Dirección General de Instrucción Pública, etc.
Después de un lapso de
crecimiento de 11 meses la propuesta de Gómez Farías decayó ya que le fue
retirado el apoyo, por lo tanto la reforma quedo aplazada hasta la generación
de Juárez. En 1834 se redactó el plan contra las reformas liberales trayendo
una vez más a Santa Anna. La reforma era inexistente no logrando superar la
pedagogía del lancasterianismo; el cual fue obstáculo para el desarrollo del
sistema educativo. El plan lancasteriano simplemente compenso la falta de
maestros en una época en que los recursos eran precarios, donde los
procedimientos de enseñanza fueron rutinarios y memoristas perdurando durante
68 años de 1822 a 1890; a pesar de su metodología fue la primera institución
que se preocupó por la enseñanza popular, solucionando el problema de la falta
de maestros.
Finalmente la reforma tuvo
repercusión en la educación superior y dio un espíritu innovador a sus
generaciones, preocupándose por la instrucción y por una mejora para el país
intelectual, cultura, política, laboral y nacionalmente. Intervino en la
destrucción del monopolio eclesiástico y militar y dio paso a la enseñanza
libre del mismo modo al laicismo y a la educación como derecho de todos.